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viernes, 9 de junio de 2017

Un paso al frente.

     "Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús. Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" 2 Timoteo 2:1-2
      Con estas palabras el Apóstol Pablo se dirigía a su amado hijo en la fe, Timoteo, le animaba y recomendaba a enseñar a otros hombres fieles e idóneos, todas aquellas cosas que el mismo le había enseñado. Pero la cosa no queda allí, mediante estas palabras, Dios se encargó de manera sublime de mostrarnos a nosotros, sus hijos, un principio de suma importancia para el crecimiento de muchos de los futuros obreros y milicianos de Cristo. Tema que ha sido desarrollado, estudiado y expresado por muchos otros siervos anteriormente, y que seguirá siendo objeto de enseñanza en la iglesia, pues fue puesto por inspiración del Espíritu Santo de Dios en su escritor, a fin de que dedicáramos partes de nuestras fuerzas a enseñar y transmitir todas las enseñanzas que Cristo dejó para que pudiéramos perfeccionar nuestra fe y nuestro caminar en El, así como que otros que empezarán la carrera posteriormente, tuvieran de igual forma herramientas y maestros aptos para enseñarles.

      Ahora bien, si nos fijamos en el capítulo 1 de la segunda carta a Timoteo, podemos entre otras cosas observar que Pablo reconoce la fe de su hijo, y le anima a avivar la llama, es decir a crecer aun mas, a fortalecer su fe, le recuerda que no debe avergonzase del testimonio de nuestro Señor Jesús, por el cual el mismo era un prisionero dichoso, y orgulloso, sabiendo en que había creído, y el premio que le esperaba. Tales enseñanzas, nos ayudan a entender un poco el porqué de las primeras palabras expresadas en el capítulo 2 de la segunda carta a Timoteo  "Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús" pasando inmediatamente a recomendarle la transmisión de sus conocimientos a otros varones, de lo cual podemos inferir que; 1ro: para Pablo, Timoteo estaba listo, era apto para transmitir los conocimientos adquiridos, 2do: no obstante todavía podía seguir fortaleciendo su fe y 3ro: la idoneidad de la que el Apóstol hablaba, no venía dada por el conocimiento, sino que pareciera que estar más ligada a la fidelidad, devoción y fe que demostrará el creyente.

     Siendo ello así, podría tomar el atrevimiento de asumir que la intención de Pablo al escribir esas bellas palabras a Timoteo, es sencillamente para que observara en otros varones las mismas cualidades que el Apóstol resaltó de su discípulo, a fin que transmitiera todo lo que el transmitió y la doctrina de Cristo se preservara de generación en generación.

      Por lo cual, aunque sabemos que es de suma importancia que los que han adquirido y aprendido la sana doctrina de Cristo la transmitan, debemos darnos cuenta que también es importante dar un paso al frente, mostrar nuestra fe, fidelidad a Dios, disposición, actitud, y aptitud para servir a la causa de Cristo, que aquellos con un corazón dispuesto a enseñar, puedan observar esa fe sincera que Pablo vio en Timoteo. Porque, debemos recordad que la fe sin obras, como lo expresaba Santiago, realmente esta muerta. Por ello, cada día debemos tomar aire nuevamente, dar un paso al frente, mostrarle a Dios nuestras ganas de trabajar para El, no por la gloria ni el reconocimiento, sino porque porque aprendimos a reconocer que nada de lo que hagamos, ningún esfuerzo hecho para la obra de Dios será en vano, sino que tendrá una recompensa, ese tesoro incorruptible que nos espera si perseveramos en fe y amor a Dios.

     En ese sentido, sabemos que los principales candidatos a ser enseñados somos los jóvenes, puesto que, hipotéticamente hablando, tenemos una vida un poco mas larga por delante, lo cual muchas veces nos asusta, pues no creemos estar listos, o quizá nos aterre que no nos acepten por ser jóvenes, sin embargo el Espíritu Santo se encargó de dejar la respuesta a nuestro miedo, a nuestro freno, si eres joven y estas leyendo esto, puedes trabajar plenamente para Dios a tu edad, no existe un margen de edad, o un estándar recomendable para hacerlo, lo único que necesitas es fe y dedicación y para dar certeza a esta afirmación, podemos observar que en la primera carta de Pablo dirigida a Timoteo, en su capítulo 4 versículos 12 y 13 le anima a que no permita que lo menosprecien por ser joven, sin embargo le recomienda sabiamente ser ejemplo para los creyentes  en palabra, conducta, amor, fe y pureza, ademas de encargarse de la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza para no descuidar sus dones espirituales, por lo cual la tarea del joven que quiere servir a Cristo, es vivir una vida de fe, una fe viva y sincera tal como Pablo observó en Timoteo.

     Nuevamente, joven y no tan joven, si deseas dedicar tu vida al Señor, si deseas servirle mas, aprender y posteriormente ser un guía, una herramienta de Dios que enseñe y cuide a otros, da un paso al frente, estudia la palabra de Dios, pregunta, pide ayuda, colabora, ofrécete, haz lo que nadie quiere hacer, olvídate del reconocimiento y enfócate en el premio mayor, en la corona de vida, deja tus miedos atrás, se ejemplo en tu congregación, ama, se prudente, humilde, atento, aviva cada día la llama de tu fe, no dejes que se apague, sino mantenla encendida y brillante, para que posteriormente transmita por gracia, todo lo que por la gracia de Dios recibiste y os aseguro que el Dios de paz y amor estará contigo.

 "Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano." 1 Cor 15:58



     

      



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